jueves, 17 de diciembre de 2009

Fiestas de Navidad por todos lados



Después de una semana llena de fiestas de Navidad estoy empezando a hacer la maleta de vuelta. La fiesta del laboratorio este pasado martes ha estado genial. Esta entrada es corta ya que es mejor contar las cosas en persona, en dos días. !Hasta pronto!

viernes, 11 de diciembre de 2009

Vistas desde la Donaturm




Cerca de mi casa, entre los canales del Danubio, hay una zona de edificios rascacielos de oficinas que se llama el Internacional Vienna Center. Muy cerca se encuentra la Donauturm, o torre del Danubio.


Es curioso porque en la parte de abajo solo hay un tubo de unos 10 metros de ancho en el que van encajados los ascensores, y es arriba donde la torre se ensancha y hay un mirador y un restaurante. La vista de la ciudad como se puede ver en las fotos es muy bonita, pero lo más destacable de la Donauturm es su ascensor de lujo con un hombre trajeado que está allí únicamente para darle al botón de arriba o abajo y, en los 20 segundos que tarda en subir te dice que la velocidad del ascensor es de no sé cuantos metros por segundo y que por la puerta de la derecha se sale al mirador. Yo me esperaba una sensación de velocidad tipo el Dragon Khan o la Estampida, pero la verdad es que es una ascensor normal y corriente. Este hombre tiene que estar aburrido de andar todo el día subiendo y bajando en el ascensor, pero aún así te recibe con la mejor de sus sonrisas.


Una vez en el mirador en la parte exterior sopla un frío que pela, pero dentro se está muy bien y, la verdad, las vistas merecen la pena.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Relojes de arena




Linz por la noche está muy bien. No es que sea comparable al húmedo o a la calle Varillas pero hay que admitir que tiene ambientillo. El sábado pasado salimos a dar una vuelta para cenar y tomar algo. Ya he hablado antes de los mercadillos de Navidad, pero esta vez incluyo fotos del de Linz que ponen en la plaza principal y que, aunque ya estaba medio cerrando, aún nos hubiese dado tiempo a tomarnos el último “ponche”. El famoso ponche es una mezcla de frutas, té y vino caliente que puedes encontrar en todos los mercadillos de Austria, e incluso me atrevería a decir de media Europa (con variedades en cada país). Además, también hay puestos que venden frutas recubiertas de chocolate y los “langos”, que son una especie de panes húngaros con sabor a ajo. He probado el ponche y los langos y, la verdad, tampoco es para tanto. Desde luego no hace falta que os diga que donde esté una tapa del molino verde que se quiten langos, salchichas rodeadas de beicon o ponches de frutas del bosque.
Después de darnos una vueltilla pensamos en ir a cenar. Decidimos probar suerte en un buffet chino que había en el centro de la ciudad. La camarera nos dijo que aunque ya estaban acabadas algunas cosas porque era tarde, nos prepararía más de lo que quisiéramos. Nosotros nos sentamos y antes de que nos tomasen nota de las bebidas ya teníamos platos en la mano y nos dirigíamos a cargarlos de comida. No hace falta que os cuente todo lo que pudimos comer. Y es que cuando un español sabe que por comer más no es más caro, que empiecen a temblar los buffets libres. Los camareros no dejaban de mirarnos y todavía se quedaron más asustados cuando les pedimos que hiciesen más. Creo que ha sido la vez que más he comido desde que estoy en Austria y, además, no me sentó mal.
A continuación fuimos a sentarnos un rato a un bar. Había bastante oferta pero decidimos entrar en uno con ambiente más tranquilo, ya que resultaba difícil bailar después del buffet libre. Curiosamente, aquí cuando pides un té o un café te lo traen en una bandeja como si fuese un menú, y te lo acompañan siempre de un vaso de agua y, atención, un reloj de arena en el caso del té. El primer día que me trajeron un té con un reloj de arena me quedé mirando con una cara que la camarera me preguntó si sabía para lo que era. Yo respondí que sí, ¿qué iba a hacer?. Después de pensar unos segundos deduje que era para calcular el tiempo que está en contacto el té con el agua, para que salga más o menos fuerte.
En resumen, Linz merece una visita por la noche.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Melk









El sábado estuvimos visitando la abadía de Melk. Es un edificio enorme en lo alto de una montañita con vistas al Danubio que ha sido una abadía de monjes. La verdad es que merece la pena la visita. La guía en inglés tenía un acento alemán exagerado, pero aún así se entiende bastante bien. En la visita te cuentan un poco la historia de la orden de monjes benedictinos que vivían aquí y te enseñan algunas de las joyas de la abadía, como por ejemplo la biblioteca que os dejo en una foto. Hay una sala toda hecha de mármol con unos frescos que dependiendo de la posición desde la que los mires parecen diferentes. En fin, no os cuento más para que alguien se anime a venir en persona,jeje. Por cierto, vaya buen día que hacía. No parecía invierno en Austria.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Islandeses en Austria

La facilidad para encontrarme gente conocida en otros países cuando viajo no es algo de ahora, siempre ha sido así. En los lugares más insospechados, en los momentos que menos te lo esperas, es entonces cuando aparece alguien que conozco, bien sea un vecino, un amigo de mis padres o, más recientemente, un islandés. Sí, un islandés. Mira que hay pocos y aquí en Viena hay un uno.

La historia es muy curiosa. Resulta que yo voy todos los días a comer a la cafetería de la universidad con mi compañero. Él es austriaco y la verdad es que me ha tocado el típico que cumple todos los tópicos que tenemos de ellos: serio, trabajador, puntual, poco hablador, e incluso pronuncia según el típico chiste de “entren, empujen, estrujen, bajen”. Entre bocado y bocado de un filete empanado que es, teóricamente, uno de los platos estrella austriacos, veo una camiseta que me resulta familiar seguida de una cara de perfil que también me resulta familiar. Por unos segundos dudé y no sabía de qué me sonaba ese chico.

Rápidamente retrocedí un año y 20 grados de temperatura y me situé en Islandia. A este chico le había conocido allí. Hacía su máster en el mismo laboratorio que yo estaba haciendo las prácticas y, aunque no se pasaba mucho por allí, más o menos le conocía. Me entraron las dudas de si sería él o no, y cuando me decidí a ir a hablar con él ya se había ido. Una vez más, como muchas otras, me quedé con la duda de si sería él o no. Pensé que igual era solo alguien que se le parece, y a lo mejor no volvía a verle por allí. Pero, ya se sabe, el mundo es un pañuelo y unos días después me lo volví a encontrar. Entonces sí que me acerqué a saludarlo y, efectivamente, era él. Una vez más, aquí os he confirmado mi facilidad para encontrarme a la gente por el mundo. Así que mucho cuidado, que en el sitio que menos os lo esperéis y cuando menos os lo esperéis allí estaré yo. ¿Casualidad o destino?.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Decoración por las calles de la ciudad

Me he modernizado. Ahora en vez de poner simples fotos que podrían haber sido bajadas de internet, aunque no lo son, me he renovado y me he convertido en reportera por Viena. Aquí os dejo mi primer video a ver si funciona. Es bastante corto, de prueba, pero si funciona los prepararé mejores y más largos. !Espero vuestra opinión!

sábado, 21 de noviembre de 2009

Universidad de Viena

















A pesar de que no estoy ni matriculada en la Universidad de Viena, en el fondo pertenezco a ella y, como un estudiante más, hoy he ido a darme una vuelta por el campus. Aproveché a bajarme unas paradas antes y, de paso, visitar el palacio Liechtenstein y una escalera muy famosa de una corriente llamada Jugendstil, a la cual dedicaré una entrada completa cuando tengas más fotos para enseñar. El palacio en cuestión es una galería de arte en el interior. Yo no entré, simplemente di un paseo por sus jardines e hice un par de fotos que aquí os muestro.

Después puse rumbo a la Universität Wien. La mayoría de las facultades se encuentran en el mismo complejo en la Alser strasse, muy cerca del centro de la ciudad. Es curioso porque la universidad es como una mini ciudad. Hay planos y todo para que no te pierdas. Se trata de un conjunto de patios con edificios típicos austriacos dentro de los cuales están no solo las facultades sino los comedores, oficinas de erasmus, bibliotecas, etc…En el patio principal hay hasta un supermercado, un par de bares tipo chiringuito de playa y, cómo no, un mercadillo de Navidad. Lo de los mercadillos de Navidad les encanta a los austriacos, aprovechan cualquier plaza bonita para poner uno, en el que nunca faltan algunos puestos donde te venden unas bebidas tipo ponche caliente y algo para comer, como castañas, patatas asadas, dulces…Yo no salía de mi asombro al ver a la gente, con 4º de temperatura, sentados tomando esos ponches y comiendo tan tranquilamente. Entiendo que les gusten los mercadillos, pero no su afán por comer pasando frío. Cuando yo estaba por ahí ( a eso de las 3 de la tarde) era hora punta en el mercadillo y estaba lleno de gente. La verdad es que había ambientillo, tiene que estar bien ir aquí a la Universidad. Las fotos que os dejo demuestran que no miento.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Museos y más museos

Después de casi 3 semanas en Viena y habiendo estado antes todavía no puedo decir que he estado ni en la mitad de las cosas que tiene que ver. La variedad de museos y galerías es infinita. Yo he estado ya en los principales, el de Sisi, el Schönbrunn, el Belvedere, el Museo de Historia Natural, y aún me quedan un montón, por ejemplo el Museums Quartier, el Albertina, el Museo de Historia del Arte…Y además hay un montón muy curiosos, como por ejemplo el de carruajes, el de historia criminal, el de los licores, el de los relojes, el del circo, el del café…No se pueden hacer fotos dentro, por lo que no puedo poner ninguna.
Este sábado estuve en el museo de historia natural y me sorprendió el hecho de que tenían una sala entera con meteoritos expuestos. Es curioso ver como al ir pasando de sala en sala te vienen, en un momento, recuerdos de todo lo que has estudiado en años: desde la molécula de agua a la traducción del RNA, pasando por los trilobites. También me llamó la atención los minerales de Islandia y lo pequeña que es la obra más valiosa de todo el museo: la Venus de Willendorf.


Dejando un poco a parte el tema de los museos, la verdad es que cada vez que voy a algún sitio descubro algún rincón nuevo o algún sitio curioso. Por ejemplo, ayer mismo entramos a una cafetería que es una antigua farmacia reconvertida. Las bebidas y las cosas de comer están guardadas en las vitrinas y cada cajón tiene su nombre. No tenían gran variedad, simplemente cafés y té pero tenía mucho encanto.

jueves, 12 de noviembre de 2009

El efecto-parada y más cosas


Aunque llevo pocos días viviendo aquí ya me he encontrado bastantes cosas características de este país.


Lo primero es el llamado efecto-parada. Esto es, la vida en Viena se reduce a un radio de 200 m de una parada de metro, tranvía o autobús. En esos 200 m se concentran tiendas, supermercados, kioscos, un par de kebabs y puestos que te venden trozos de pizza y perritos calientes (pero estos con mejores salchichas que el famoso puesto al final de Laugavegur en Reykjavik). Al alejarte 100 metros más ya casi no hay nada y si ya te alejas otros 100 vacío total. Puede parecer exagerado, pero es la pura realidad. Sobre todo si viajas de noche aunque no conozcas la zona se ve cuando llega una parada porque empiezas a ver luces encendidas.


En segundo lugar, Viena huele a una mezcla entre kebab y panadería. De hecho si te vas fijando por la calle ( en ese radio de 200 m, que es en el único sitio dónde puedes ver peatones) con un 50% de probabilidad la gente irá comiendo algo, y de ese porcentaje, la mitad será kebab o pizza o perrito caliente, y la otra mitad llevará algún tipo de bollo de panadería, eso sí el acompañamiento suele ser siempre una de esas bebidas con gas que tanto les gustan, tipo zumo de manzana con gas. Nunca verás a nadie con una fruta, un bocadillo de jamón o gominolas.


Y, por último, y lo más sorprendente es cómo se comportan los austriacos en una reunión. El martes por la mañana tenía reunión del laboratorio y una chica exponía su trabajo. Al acabar, yo me disponía a aplaudir cuando todo el mundo empezó a dar puñetazos sobre la mesa. Yo me quedé flipando por unos segundos y pensé que era su forma de quejarse o de decir que no les había gustado. Pero no, todo lo contrario, esa es su manera de aplaudir. Os podéis imaginar mi cara en esos momentos…

domingo, 8 de noviembre de 2009

Bratislava

Contraste entre el centro histórico...



y los barrios llenos de bloques de pisos de la época comunista.



A 60 km de distancia desde Viena se encuentra Bratislava, la capital de Eslovaquia. Decidimos ir a pasar este fin de semana allí para conocer la ciudad. En una hora escasa nos plantamos en la estación principal de Bratislava. Apareció nuestra amiga, la que nos guiaría durante todo el fin de semana por la ciudad y nos subimos en un autobús que supongo que os podéis imaginar como era.

Antes de que se hiciese de noche aprovechamos para dar un paseo por el castillo que hay en una montaña y desde el que se tiene una vista de la ciudad. No es una ciudad muy grande, sobre medio millón de habitantes, y está dividida en dos por el Danubio. Después bajamos hacia el centro histórico y dimos un paseo. Esta parte está muy arreglada y, según nos dijo ella, para los autóctonos es muy caro y prácticamente sólo van los turistas. Aún así nos sentamos a tomar algo cuando se hizo de noche y me sorprendió ver precios en la carta que no llegaban a un euro.


Después fuimos a un sitio que podemos considerar típico eslovaco a sentarnos a tomar algo. Con música en vivo de fondo ,una mezcla de canciones en eslovaco con canciones de eurovisión, nos pedimos la cena. La verdad es que me encantó, aunque no era necesariamente típica nos pedimos queso frito y carne de cerdo rellena de cebolla, bacon y un embutido que intentaba imitar al chorizo. Otra vez me sorprendió el precio al pagar, ya que con 5 euros nos pagamos esa pedazo de cena.

No sé por qué pero una de las cosas que más me sorprendió en Bratislava fue que por la noche las farolas estaban medio apagadas ( o rotas) pero a pesar de eso parecía que no era de noche porque el cielo no era oscuro, si no gris. No encuentro explicación a este fenómeno, si alguien tiene alguna sugerencia…


En resumen, Bratislava no me ha dejado indiferente, he visitado la ciudad, tanto sus zonas buenas como las no tan buenas, he probado su refresco por excelencia (kófola) y he aprendido unas cuantas palabras que no tienen vocales en eslovaco.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Primera semana

He sobrevivido a la primera semana. Por fin ha llegado el fin de semana y voy a poder disfrutar un poco del tiempo libre. Cuando llegué mi habitación estaba vacía y ahora, al menos, ya parece algo con unas fotos en las paredes y unos arreglos de Ikea.
En resumen el paso por el laboratorio durante esta semana ha estado bien. El primer día casi no hice nada y me vine pronto a casa pero los días siguientes ya he estado trabajando casi a ritmo normal. En general estoy contenta con el grupo del laboratorio y con la gente, ya que hay un par de alumnos de mi edad y algún español al que preguntarle dudas existenciales imposibles de entender en otro idioma. El miércoles que viene tenemos fiesta de laboratorio.

Ya os iré contando más en los próximos días ya que no tengo un momento libre estos días. Mañana me voy a Bratislava, a ver qué tal.
Seguiré informando.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Viena

Por fin estoy instalada. No ha sido fácil llegar hasta aquí, pero aquí estoy. Primero he cogido un tren desde Linz hasta Viena. Mi mayor temor era dónde iba a colocar las dos maletas que llevaba. Tuve mucha suerte y justo al entrar al vagón había un sitio para dejarlas en el que, curiosamente había un espacio justo para mi maleta. A continuación llegó el momento de buscar asiento, ya que el tren estaba bastante lleno. Aquí, puedes reservar asiento para que no te tengas que quedar de pie y supuestamente hay una pantallita que pone el trayecto en el que está reservado. Supongo que ya imagináis lo que ponía en todos los asientos, estaban todos reservados, o al menos eso entendí yo. Con el miedo en el cuerpo me senté en el primero que pillé libre que estaba cerca de las maletas. Durante todo el viaje temí que el revisor me hiciera sentarme en el suelo, pero cuando vino la verdad es que no me dijo nada.
Una vez pasado el viaje en tren, llegué a Viena. Un frío considerable, que ni siquiera sentía por el esfuerzo de ir tirando de una maleta en cada mano. Busqué la línea de metro que me dejaba más cerca de mi casa y fui a comprar el ticket. Casi se me olvida validarlo, pero al final me acordé. Bajé como pude al andén y en 1 minuto llegó el metro que me llevaría a mi destino. Me subí ocupando medio vagón con mis maletas y tras casi 20 minutos de viaje llegué a la estación Floridsdorf. En mis planes había buscado un tranvía que me dejaba a la puerta de mi casa, pero cuando vi el tranvía en cuestión y sus tres diminutos escalones decidí que iría más cómoda andando.
Puse rumbo a Donaufelder 54 y en menos de 15 minutos allí estaba en la puerta, a las 3 en punto que habría la oficina. La mujer abrió la recepción justo cuando llegué y rápidamente me asignó una habitación. Subí a la habitación y me liberé de todo el equipaje. Está muy bien, es bastante grande y tengo un mini baño. La cocina la comparto con otros 10 y está muy bien.

Lo primero que he hecho después de instalarme es arreglar la conexión a Internet, pues he tenido que seguir un protocolo de 10 páginas en alemán para ponerla a punto. También he ido a comprar al supermercado que me queda más cerca. Me ha sorprendido gratamente la variedad de comida que tienen, a unos precios prácticamente como los de España.

En resumen, ya estoy instalada y preparada para empezar la aventura de erasmus en Viena.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Mauthausen







El campo de concentración de Mauthausen-Gusen consiste en un grupo de campos de concentración nazis de Grado III (los más duros) situados en torno a la pequeña localidad de Mauthausen en Austria, aproximadamente a 20 km de Linz. Inicialmente había un solo campo en Mauthausen, pero con el tiempo se expandió hasta convertirse en uno de los complejos de campos de concentración más grande de la zona nazi de Europa.
En enero de 1945, los campos, dirigidos desde la oficina central en Mauthausen, contenían unos 85.000 prisioneros. Se desconoce el número de víctimas, aunque la mayoría de las fuentes las cifran entre 122.766 y 320.000 en todo el complejo. A diferencia de muchos otros campos de concentración, que eran para todo tipo de prisioneros, Mauthausen fue utilizado principalmente para tareas de exterminio de la intelligentsia, gente ilustrada y miembros de las clases sociales altas de países subyugados por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. También hubo unos 7000 españoles en este campo.

Ayer nos fuimos de excursión a el pueblo de Mauthausen y, de paso, vimos el campo de concentración. Hacía mucho frío (0ºC) y el día estaba totalmente gris. Cuando llegamos a la estación del pueblo le preguntamos a unas mujeres del pueblo cómo llegar hasta el campo de concentración. Hablaban en alemán con mucho acento y no entendimos bien si se podía ir andando o no. Entonces echamos a andar por el pueblo en busca de un bar abierto o alguna persona por la calle.
Así, después de unos 15 minutos andando llegamos a la plaza central del pueblo y entramos en el único bar abierto. Hablamos con la camarera hasta conseguir nuestro objetivo, encontrar al único taxista del pueblo que seguramente vive encima del bar y baja cuando la camarera le da un toque. Me hace mucha gracia que los taxistas van vestidos como si fuesen casi a una boda, de traje y a veces corbata. Nos llegamos hasta el campo de concentración que estaba a un par de km del pueblo.
Al llegar entramos a la oficina de información y una mujer muy agradable nos explicó como funcionaba todo. Lo tienen muy bien organizado, hay una exposición, te ponen una película y también te hacen una visita guiada en alemán por el campo. Nos apuntamos a la visita y un chico nos fue explicando todo y entramos incluso en las barracas. La verdad es que nos gusto mucho porque, aunque es bastante impactante, no llega a ser desagradable por la manera en que te lo cuentan. Os dejo unas fotos.

sábado, 31 de octubre de 2009

Salzburgo 2








Aquí dejo más fotos del viaje a Salzburgo.

En el tren


Ayer cuando fuimos a Salzburgo en el tren nos sorprendieron bastantes cosas. En primer lugar los revisores llevan una especie de ordenador con lector de códigos de barras para comprobar los billetes comprados por internet. Es todo un espectáculo ver como maneja el revisor la maquinita esa. Empieza a teclear y luego tiene que estar casi medio minuto leyendo con el láser el código del billete.

También me hace mucha gracia el hecho de que hay unos percheros para dejar los abrigos, pero lo mejor de todo la señal de la foto:


viernes, 30 de octubre de 2009

Salzburgo











Aquí dejo unas fotos de Salzburgo. Me ha encantado, ha sido mejor de lo que me esperaba.

jueves, 29 de octubre de 2009

Willkommen

Después de cinco meses sin escribir nada, aquí está mi nuevo blog sobre Austria. Esta vez, aunque se parezca bastante a mi antiguo blog, la verdad es que para mi ha sido bastante distinto. A diferencia de la estancia Erasmus, el viaje a Austria no ha sido tan planeado, así que he esperado hasta llegar para empezar a escribir.

Ahora mismo me encuentro en Linz, a casi dos horas de Viena, donde viviré durante las próximas semanas. Todavía no he visto mucho ya que no llevo ni 24 horas aquí, pero la verdad es que ya tengo algunas cosillas para contar. Mi primera impresión de Austria ha sido buena. El viaje me ha ido muy bien, no me han cobrado excesos de equipaje, todos los vuelos en hora, y al llegar al aeropuerto de Linz mi maleta salió la primera. Además entiendo parte de lo que se habla y gran parte de lo que está escrito, lo cual es una gran ventaja. Nos cogimos en autobús a la ciudad, y en ese momento ya me di cuenta de la primera diferencia: todo el autobús en silencio mientras recorríamos las calles de Linz a las 5 de la tarde (ya de noche). Mi primera sorpresa fue encontrarme con una chica de Sevilla que estaba aquí de Erasmus ( los españoles estamos por todos lados). Me tranquilizó cuando me contó que aquí en Austria había bastantes erasmus con los que podré hablar. La llegada a Mozartstrasse 36 fue lo mejor. Me encanta esta casa, la gente es muy maja y está muy bien organizado. Es como volver a Guesthouse Aurora, o aún mejor. Aquí ya ha llegado el invierno y menos mal que me he traído el abrigo de 66ºNorte. Ahora voy a ir con mi anfitriona a comprar al supermercado y daré una vuelta por Linz.

Estas han sido mis primeras impresiones en Austria. Es muy diferente a Islandia, de momento no puedo imaginarme cómo me irá todo, pero seguro que ni mejor ni peor, sino diferente.