Cerca de mi casa, entre los canales del Danubio, hay una zona de edificios rascacielos de oficinas que se llama el Internacional Vienna Center. Muy cerca se encuentra la Donauturm, o torre del Danubio.
Es curioso porque en la parte de abajo solo hay un tubo de unos 10 metros de ancho en el que van encajados los ascensores, y es arriba donde la torre se ensancha y hay un mirador y un restaurante. La vista de la ciudad como se puede ver en las fotos es muy bonita, pero lo más destacable de la Donauturm es su ascensor de lujo con un hombre trajeado que está allí únicamente para darle al botón de arriba o abajo y, en los 20 segundos que tarda en subir te dice que la velocidad del ascensor es de no sé cuantos metros por segundo y que por la puerta de la derecha se sale al mirador. Yo me esperaba una sensación de velocidad tipo el Dragon Khan o la Estampida, pero la verdad es que es una ascensor normal y corriente. Este hombre tiene que estar aburrido de andar todo el día subiendo y bajando en el ascensor, pero aún así te recibe con la mejor de sus sonrisas.
Una vez en el mirador en la parte exterior sopla un frío que pela, pero dentro se está muy bien y, la verdad, las vistas merecen la pena.
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