El sábado estuvimos visitando la abadía de Melk. Es un edificio enorme en lo alto de una montañita con vistas al Danubio que ha sido una abadía de monjes. La verdad es que merece la pena la visita. La guía en inglés tenía un acento alemán exagerado, pero aún así se entiende bastante bien. En la visita te cuentan un poco la historia de la orden de monjes benedictinos que vivían aquí y te enseñan algunas de las joyas de la abadía, como por ejemplo la biblioteca que os dejo en una foto. Hay una sala toda hecha de mármol con unos frescos que dependiendo de la posición desde la que los mires parecen diferentes. En fin, no os cuento más para que alguien se anime a venir en persona,jeje. Por cierto, vaya buen día que hacía. No parecía invierno en Austria.
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