Ayer cuando fuimos a Salzburgo en el tren nos sorprendieron bastantes cosas. En primer lugar los revisores llevan una especie de ordenador con lector de códigos de barras para comprobar los billetes comprados por internet. Es todo un espectáculo ver como maneja el revisor la maquinita esa. Empieza a teclear y luego tiene que estar casi medio minuto leyendo con el láser el código del billete.
También me hace mucha gracia el hecho de que hay unos percheros para dejar los abrigos, pero lo mejor de todo la señal de la foto:
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